15.3.08

ROMA (cap4)

Llegamos corriendo al andén de la estación de la Metropolitana, ya es tarde y el último tren pasa a las 23 hs, son las 22:55, me subo y los chicos se distraen, no lo alcanzan, se cierran las puertas y me voy sola, me da miedo, les grito que me bajo en la próxima, ellos se ríen y yo quiero llorar. Me doy vuelta y siento la mirada de todos los tanos sobre mi. ¿ habrá otro tren?...Me bajo en República que es la estación siguiente. No hay nadie mas que yo, con mi mejor peinado, mi mejor ropa y mi mejor susto. Cuando era chica y volvía sola tarde a la noche caminaba encorvada para parecer viejita y con la cara torcida, pero acá hay mucha luz y me veo muy linda. Miro a mi alrededor... ¿y si no hay mas trenes?... ¿y si cierran las puertas de arriba?, no puedo subir a preguntar, las escaleras son eternas, y si subo tal vez pase el tren, me quedo aquí...silbo Manuelita, y me siento finalmente a esperar...tengo los ojos llenos de lágrimas pero no se me cae ninguna por suerte, estoy alerta... Viajando aprendo el verdadero significado de esta palabra, el cuerpo gracias al bendito instinto, impulso irreflexivo de conservación, me avisa que está produciendo adrenalina suficiente para defenderme de lo que sea. Pasan diez minutos que parecen treinta en los que repito la canción hasta que por fin escucho un tren, no se de que lado viene pero aguzo mi oído hasta descubrir que es el mío y respiro hondo. Por fin veo a los chicos que se ríen por las ventanillas y subo corriendo... destino Piazza dei Popolo.

Caminamos mucho y pasamos por las ruinas, de noche es todo distinto... la fontana de Trevi está llena de turistas de todo el mundo con botellas de vino en la mano, nosotros tomamos whisky. Algunos franceses borrachos se meten a la fontana, ofreciéndonos sin duda el único espectáculo gratis de la ” cita apperta”, la policía los saca de los pelos.

Esta ciudad es para caminarla, y ahora en primavera... Mayo, hay unos árboles con hojas casi violetas en el Trastevere bordeando el Tiber. Los hombres me miran como si fuera la única mujer que existiera.

Yo hablo casi todo el tiempo de arquitectura y de arte, estudié mucho sobre esta parte del mundo. Caminamos basílicas, el circo Máximo, el Pantheón en un atardecer, culto a Dioses paganos... Piazza Spagna donde las escalinatas están cerradas, así que me compro una postal con las escalinatas llenas de flores. Casi siempre tomamos capuccino en la barra de los bares, de pie, porque es considerablemente mas barato.

Leo que en las casas de los romanos del imperio, el moblaje consistía esencialmente de camas sobre las cuales dormían, comían, recibían, leían y escribían el resto del día. La mayoría eran de una plaza, había de tres y hasta de seis plazas en aquellos que fanfarroneaban.

Esta ciudad es tan caliente que temo carbonizarme solo con mis fantasías. Tengo ganas de probar y me veo en el espejo rodeada de una aureola de fuego, me asusta sentir que ardo.



continuará...