Volvemos al chat, esa misma noche, me pregunta cómo lavar ropa de color con lavandina, le doy mis consejos de ama de casa.
Hablamos de música, nos pasamos videos. Hablamos horas.
Seguimos en el chat. En el chat. El chat. Chat.
Yo: sabés q sos un amor vos!
Mariano: :)
Yo: en serio sos buena persona
Mariano: lo q pasa lexi es q no quiero q se mezclen los tantos a veces me cuesta y soy mas buena onda de lo q debería ser no se si me explico
Yo: creo q si
Mariano: vos también sos copada
pero no nos engañemos
Yo: q?
Mariano: hay un abismo entre nosotros dos
Yo: no me engaño, siempre lo supe
Mariano: a veces me da un poquito de lastima y no debería darme lastima, etnedes, a eso me refiero
Yo: q cosa te da lástima?
el abismo? a mi tmb me da no te preocupes...
Mariano: pero podemos ser amigos
todo bien
Yo: no quiero ser tu amiga, prefiero no hablar más
Mariano: no, no es que no quiero hablar mas con vos lexi
no soy así de forro pero no se estoy siguiendo un camino q puede confundirnos y es peor
Yo: te entiendo, te juro q te entiendo
x eso te dije q sos un amor
Mariano: gracias vos también!
Lloro. No puedo mandarlo a la mierda, porque es buena onda, un bombón. Irresistible.
Me enamoré, del pendejo sin pensar en los años que nos separan sin pensar una vez mas, en que él solo busca sexo, experiencias, lo que significa diferentes mujeres.
El buen sexo se me transforma en amor, creo siempre que la atracción y el deseo alcanzan para conectar, pero no.
Empieza a contarme que las mujeres son histéricas, que se ponen un escote y no quieren que las miren, que hay que hacerles mucho chamuyo para cogerlas, yo le digo que es verdad, que es la ley de la seducción pero según él ir a bailar es discovery channel, no ve la diferencia entre seducción e histeria, no puede. Le digo que no todas son así, ¿será por la edad? Dice que soy diferente.
A mi los hombres mayores me parecen groseros y mentirosos, ya no les creo nada.
Después de perderme en el tipeo del chat, idas y vueltas, palabras simplificadas sin entonación, después de hablar horas con una pantalla, se lee siempre lo que uno quiere leer.
El no me dice lo que quiero, habla de que nadie lo entiende, de que las chicas son tontas.
No lo escucho porque no está. Lo leo en la pantalla pero quisiera tocarlo.
Quiero que vuelva adentro mío pero habla de cosas que nada tienen que ver, entiendo que quiere con otra, aunque solo necesite amor como todos, lástima que no se da cuenta.
Solo quiero sus besos perfumados, sus manos dudosas, un rato de él que me devuelva al amor. Lo entiendo, me encariño, así de fácil. Cuando siento, me entrego, veo en sus ojos, me encuentro ahí. El no puede, no ve todavía. Para eso debe servir el tiempo que tenemos en el medio.
Marianito solo mira y no puede parar de buscar, se pierde.
La pc nos hipnotiza y nos hace creer que nos acerca, pero es la fantasía de la conexión.
Si uno de los dos no ve, no se ve nada, es solo agua que se escurre, invisible, rellenando cada pequeño orificio a su paso, fluye y sigue su curso.
Nunca más lo volví a ver.
Fin.