30.12.12

salir sola



Salgo. Noche de verano. Fiesta con terraza. Salgo y me digo “quiero coger”. Llevo profilácticos como cuando era pendeja.
Me perfumo, me gusto. Apenas me pinto, hace calor.
Las plataformas me hacen ver como alguien que no soy, alta. shortcito de jean y musculosa blanca.
No hay demasiada gente en la fiesta. Unos pendejos tocan algo de rock.
Tomo caipirinha. Charlo con gente que no conozco, mujeres, hombres. Todos quieren coger.
Un tipo de unos cuarenta se me pone a hablar y me pregunta si me gustan los tipos grandes o los chicos porque él dice que le gustan las pendejas porque le dicen cosas copadas, les hablan bien de su sexo. Me río. Digo que eso lo decimos todas aunque sea mentira. Las quiere casi vírgenes para que crean que él es el mejor. Le digo que eso es puro machismo. No puedo creer que me lo diga, siempre lo supuse. Este no es para mí.
Un pendejo me baila al lado, una vez lo besé en otra fiesta y otra vez por chat me invitó a un telo, le dije que le faltaba un paso anterior y dijo que estaba cansado de la previa,
-entonces pagame, digo, si no querés previa… en fin, otro que no sirve. 
Si los tipos se dieran cuenta de lo fáciles que somos a veces, pienso. No se dan cuenta nunca, toman por caminos escarpados pensando que son piolas. Decadencia.
Por suerte la caipirinha surte efecto, me río más. Bailo, me copa bailar me sale bien, sé que me miran.
Otro se me sienta al lado, me dice que parezco una adolescente. Comenzó la tarea de seducción. Trato de dejarme seducir pero me da gracia el cliché de artista. Los conozco mucho, igual intento escucharlo sin reirme. Se hace el boludo y me toca las piernas, como sin querer, lo dejo pero no sabe. Me dice alguna que otra cosa linda de mi, no alcanza porque se hace el superado. Tomo otra caipirinha, quizás así sea más fácil. No, no es fácil que un tipo mayor de cuarenta encuentre las palabras exactas capaces de seducir. Los pendejos no dicen nada, no les hace falta, están buenos. Los grandes tienen que laburar. Juro que hice todo lo posible pero cuando empieza a hablarme de las parejas compartidas, el sexo grupal… me aburrí. Si intentás seducirme a mí, -¿de qué me hablás? Igual lo dejé seguir hablando y de vez en cuando le sonreía. Me hacía la linda. Prefiero irme sola es más digno. Total siempre hay algún pendejo dispuesto, a mano. Siempre.