25.7.07

NOCHE EN LA METROPOLI

Anoche salí.
Salí al encuentro de la noche. De la gente que conozco y de la que todavía no.
Para salir sola por la noche hay que respirar hondo y aventurarse.
Paso a buscar a mi amiga con un taxi, la espero media hora en la puerta. Me río de lo que me dicen los hombres que pasan. Juntas tomamos otro taxi hasta el C.O.D.O.
En la puerta esta Diego, que se esconde detrás de sus anteojos y llama la atención con su pelo naranja. Hay otro grupo de amigos que no conozco, mucha gente en la puerta tratando de entrar sin pagar, excitados. Yo sé que entro gratis, veo a Diego que me sigue y balbucea a mis espaldas que es mi amigo, me doy vuelta y veo los ojitos de Diego, que ya se sacó los lentes y me encuentro con su mirada sensual, la de Marylin, digo yo, por la miopía.
Así se desliza Diego, torpe por la vida, pero se desliza, se escurre, siempre parece muy ocupado, pero la verdad es que se está escurriendo.
Y así entramos en banda directamente a la barra, el sitio arde de gente, la barra es una escenografía que acompaña bien, nos apoyamos.
Diego siempre anda pidiendo plata para beber, ahora quiere tomar una Margarita con mi único billete de cincuenta pesos que le muestra al chico de la barra para pedírsela, pero no se lo da, así que compartimos la Margarita y me guardo el billete después de sacárselo del bolsillo.
Me gusta verlo como se mueve, se ubica en el espacio, espía otras caras, me paralizo atenta a su gestualidad casi infantil que me recuerda a alguna guerra de almohadas en mi cama.
Llega Hernán, compañero de la noche, infaltable, amigo de todos, siempre se está riendo y toma champagne por diez pesos. La gente está girando a nuestro alrededor como efervescentes, somos una banda.
Yo me pinté un poco, casi nunca me pinto, pero sé que a Diego le gustan las chicas cuando están bien producidas, así que me puse algo de rimmel y de rouge. Parece que dio resultado, porque empieza a tocarme las piernas, como cuando salíamos, lo dejo, me gusta mucho que me toque en un lugar donde hay mucha gente, yo llevo puesto un vestido de mi hermana que es muy cortito y unos borceguíes, su mano llega hasta mi cola, pasea por mi bombacha mientras charlamos con los demás. Hernán me abraza, ajeno a todo, y Diego logra introducir uno de sus dedos en mi vagina mientras le dice: “no sabés qué linda cola tiene esta mina “. Creo que es allí donde comienzo a transpirar.
Aparecen las fantasías que pueblan todos mis rincones, mis aberturas y mis cerraduras, llegan mis demonios y mis hadas.
Empiezo a tocarlo yo, las piernas, la entrepierna y lo que habita en su bragueta de pantalones de pana floreados, que siempre me gustaron. Me dice que lo estoy calentando mucho, nos hablamos muy cerca porque la música está fuerte, nuestras bocas casi se tocan pero nunca nos besamos. Me pregunta si quiero que abra su cierre allí mismo para tenerlo mas cerquita, una vez hicimos eso en La Age pero estaba más oscuro y había menos gente... digo que no pero descubro que estoy en llamas.
Me dice: -“Vamos al baño”-.
Siempre llevo un profiláctico en mi cartera por las dudas.
La mayoría de la gente se acerca al escenario porque empezó a tocar la banda, quedan Hernán y Carina que nos pregunta adónde vamos y se queda con la duda.
Llegamos a la puerta del baño de hombres, desde afuera se puede ver, hay dos compartimentos para inodoros, en uno entra él y me mira mientras hace pis, se pone nervioso, dice que allí no da, que no se puede porque no tienen puerta, a la derecha hay una hilera de mingitorios. Yo me meto en el compartimento en el que está Diego mientras él termina, y me río, estoy escondida, si me quedo callada nadie más que él sabe de mi presencia.
El tiempo es tan veloz que susurra en mis oídos.
Siempre quise hacer algo así, los climas de las discos me super
excitan, y después de todo yo ya salí con Diego y no es la primera vez que tenemos ganas de hacerlo en una discoteca. La primera vez fue en un pasillo secreto de Cemento, yo todavía usaba aparatos fijos en los dientes, esos de metal, a él le encantaban, hacía tanto frío que ni los guantes pude sacarme.
Me quedo junto al inodoro y él vuelve a tocarme como en la barra, mientras yo torpemente trato de encontrar el profiláctico en mi diminuta cartera, tardo horas mientras él hurga con sus dedos en mi sexo, me muerde los pechos. Algunos chicos entran al baño y quieren espiar, pero a mi no me ven.
Por fin encuentro el maldito forro y se lo pongo, subo una pierna al borde del inodoro y él... bueno él se me mete adentro.
Es bárbaro saber que no hay puerta.
Sexo urgente.
Un vicio, como la Hellmans, como la TV que siempre se acostó en nuestra cama.
Con la fuerza se cae el inodoro al piso, un asco, pero nos morimos de risa y como podemos lo enderezamos. Mis manos y mi cara dan contra los azulejos húmedos, fríos, y él atrás de mí empujándome al otro mundo, él no tarda mucho en llegar al otro mundo, frenético, ya no me importa si me oyen o me ven, pero me desconcentra con la maldita pregunta...-¿acabaste?-.
Miento. Nos miramos, nos reímos.
Mientras salimos del baño otros hombres entran a relajar sus riñones y me ven extrañados. En la puerta del baño nos besamos por primera vez.
Volvemos a nuestros sitios en la barra y seguimos bebiendo champagne, vamos todos a bailar, otra sensación, otra onda.
Veo a Diego tocarle las piernas a Sandra, a Andrea, yo también lo siento y me da bronca.
Pienso que el juego es así, y Diego ya está borracho.
Seguimos en banda y nos vamos todos en un taxi a Chaquira, con dificultad entramos, no hay nadie, retornamos al C.O.D.O. Diego ya no me da mas bola.
Seguimos bebiendo y cantándole feliz cumpleaños a Carina, pero allí tampoco queda nadie ya.
Sin sorpresa descubro a mi chico que le habla y la seduce a Andrea, que nunca se pinta.
Se van juntos.
Hernán sigue tomando champagne con alguien.
Yo me tomo un taxi. Amanece y me olvidé los lentes.
El taxista me mira las piernas, me hago la boluda y me bajo en la esquina de mi casa.
Subo los dos pisos, eternos a esta hora y en estas condiciones, que me separan de mi cama.
Tardo mucho para abrir la puerta, me causa gracia. Me veo en el espejo, me quito restos de maquillaje. Me desnudo, encuentro mi cuerpo, mis manos también encuentran mi cuerpo y sonríen.
Ahora es otra persona... la que se muere de amor por mi, se enloquece...
Ahora tengo un verdadero orgasmo.
Ahora aunque se me mueva un poco la cama, me encanta tenerla para mí sola.

22.7.07

VIAJAR EN TREN

Voy en tren hacia Berlín finalmente. Hoy estuve en Fussen, una localidad cerca de Munich, desde donde parto. Allí hay un castillo, Neuschwanstein, dicen que Walt Disney lo copió para hacer el suyo de Disneyworld.
Una pesadilla Munich, fui solamente para encontrarme con Matt, un cineasta norteamericano que conocí en Praga. Anoche decidí que hoy me iba a Berlín, a la vuelta del castillo si todo salía bien, averigüé todos los horarios de trenes. Cuando llegué después al albergue había una inglesa nueva en la habitación que me invitó a salir con ella, pero tenía que hacer la mochila, pensar, organizarme, así que uso el anotador de agenda. Me hago un sándwich de atún de una lata que compré en Praga, donde me aprovisioné de casi todo porque era muy barato, filtro el aceite con una servilleta de tren para lustrar un poco mis borceguíes, el cuero se está gastando mucho. Había pensado en usar la manteca del desayuno, voy a ducharme porque a partir de las diez de la noche no hay más agua caliente. Pienso en Matt, que me hizo conocer esta ciudad, de no haber sido por él nunca lo hubiera hecho, silenciosa, ordenada, fría, quedamos en encontrarnos el sábado. Sigo haciendo mi mochila lo mejor posible, otra vez estoy sola, me hago un té de manzanilla y mandarina donde vuelco un buen trago de la petaca del Ballantines, que también compré en Praga, me relajo un poco y finalmente me duermo.
Hoy me despierto a las 6:30 sin reloj, para partir. Hago check out 6:50 y desayuno un café con leche y medio pan con manteca y mermelada tengo muchas ganas de ir al baño pero estoy muy apurada y me preparo un par de sándwichs con el resto del desayuno todo es aprovechable. A las 7:01 abre la información y voy a averiguar las indicaciones para el albergue de Berlín por si no encuentro a Bhagy, una neozelandesa que conocí en Florencia, vive en Berlín y me ofreció albergue en su casa, tengo que llamarla a ella hoy. 7:53 sale puntual el tren hacia Chloe para combinar con el de Fussen 8:48, así que corro a la terminal en metro U1 dejo mi mochila y mis sándwichs en consigna... tengo que pagar el doble porque como soy argentina acostumbrada a que nada funcione, pruebo la llave con la puerta abierta y para volver a abrir tengo que poner otra moneda.
Busco vía 30, son las 7:40, monto al tren, primera clase fumadores, hermoso, sola en una cabina, estoy nerviosa porque todavía no llamé a Bhagy y sigo con ganas de hacer caca pero en este tren no hay baño porque es de corta distancia, escucho mi walkman y trato de relajarme. 8:45 llegamos a Chloe sigo a la manada y me subo al tren de la vía de enfrente, no hay primera fumadores, me subo en segunda y trato de preguntarle en Inglés a una alemana, que evidentemente no habla Inglés, si este es el tren correcto porque ya partió y allí estoy asombrada de que todo sea tan organizado y perfecto... me siento, oigo el walkman, este sería un buen momento para ir al baño, pero se me fueron las ganas.
Desde Fussen trato de comunicarme con Bhagy en Berlín pero me contesta una máquina en alemán y no entiendo. Llamo a algunos albergues de allá y me dicen que están completos. Comienzo a desesperar.
Para llegar al castillo hay que subir una montaña se puede ir en una especie de sulky, pero es carísimo, así que elijo la saludable caminata, extenuante. Este castillo fue construido por un tal rey Ludwing segundo que murió misteriosamente, parece que se suicidó, era muy amigo de Wagner, las paredes están todas decoradas con alusiones a sus operas “Tristán e Isolda”, ”Parsival”, etc., no llegó a vivir demasiado tiempo allí, era muy solitario. Fantaseo con que el rey estuvo enamorado de Wagner, por eso se suicidó, es mas, creo que es justamente eso lo que nos quieren dar a entender con la información que brindan.
Sigo con ganas de ir al baño... La visita al castillo me toma mucho más tiempo del que yo creía, pero cuando vuelvo abajo puedo finalmente hablar con Bhagy y no solo me invita a su casa sino que además me va a buscar a la terminal de Berlín a las 0:00 hs. Después de hablar con ella se me calma un poco la ansiedad, pero tenía que viajar hoy porque usé el Eurail para ir a Fussen y si no me iba hoy me quedaba sin viajes. Vuelvo a Munich muy apurada porque mi tren a Berlín sale 17:23, mientras en el viaje de vuelta pienso en Matt, ¿dónde andará el rubio de ojos lindos?, Me hizo esperarlo casi 45 minutos debajo de una maldita llovizna. Llego a la terminal 17:10, corro para averiguar de qué vía sale mi tren y buscar mi mochila de la consigna, me espera un super tren, alucinante, mas lindo y silencioso que un avión, se llama ICE. Voy en primera, la azafata me pide el boleto dos veces, no puede creer que con el aspecto que llevo tenga un boleto de primera clase, pero es pura casualidad, ya soy mayor de edad y los mayores no pueden sacar Eurail en segunda, tengo además un camarote para mi sola. Me compro una coca, me como los sandwiches que me preparé con el desayuno esta mañana y miro el atardecer por la ventana, Ahora sí, ahora voy al baño...

UNA NOCHE, UNA AMIGA...

Subo la escalera, estoy un poco mareada , de alcohol quizás. Tengo imágenes titilantes aun en mis retinas... Me gusta llegar sola y encontrarme allí adentro...con la gente ; con el sexo oportunamente, con las fantasías.
Mi alma de soñar anda perdida, y la noche huele tan bien...
Hoy invité a Sabrina, que vive en Barcelona, cuando yo estuve allí ella me llevó a conocer miles de sitios en la ciudad, así que yo la saco a pasear en Buenos Aires, con Pancho y Lucas, como en España.
Las miradas son otras a estas horas, la gente se transforma en el animalito con el que siempre soñó ser . Es un hermoso zoológico, hay para todos los gustos.
Aquí hay álguien que me gusta mucho, que me pone nerviosa y tonta; álguien diferente...mis amigos lo saben y a Sabrina le interesa mucho saber de quién se trata pero cuando está cerca solamente puedo sonreír como una idiota.
Todos básicamente quieren sexo, la noche es el momento en que el sexo aparece, te mira, acodado en la barra , te convida un whisky para relajarte un poquito mas. El sexo te pide un cigarrillo para hablar de algo, para comunicarse.
Me voy a bailar un rato. Veo a la gata negra que reparte tarjetas para otro boliche mientras todos la tocan; lo único que quiere es un papel.
Veo a Charly que siempre se está riendo Corona en mano, la mayoría lleva una Corona colgada de la mano, parece que está de moda.
Algunas chicas se ríen con las bocas muy abiertas y las piernas muy cruzadas.
Mucha gente toma cocaína para poder hablar de algo y bancarse muchos tragos, por ahora solo miro, ni juzgo ni me comunico con nadie.
Camino por el lugar deslizándome, casi como reptil, hay mucha gente.
Se huelen muchos perfumes mezclados, lo mas significativo es el humo, y la luz negra que transforma la realidad y las caras de la gente.
Veo algunos amigos y me detengo a saludarlos, todos quieren sacar algún trago gratis. Yo solamente tomo Ballantines con hielo, cuando consigo, sino prefiero una gaseosa.
Básicamente la gente es toda diferente, pero los códigos son siempre los mismos. La seducción parece que se mueve y baila a nuestro lado, algunas personas no se dan cuenta nunca.
La mayoría de la gente se rie, hay que estar de buen humor para encontrárse con el sexo.
Solamente haca falta mirar algunas veces. Aunque en algunas ocasiones, cuando es algo más que el puro deseo lo que está en juego, solo logro ruborizarme, por suerte está oscuro y no se nota.
Mis ojos recorren el lugar con rapidez cinematográfica.
Doy vueltas, veo gente que se besa, es bárbaro ver a dos que se besan, encuentro algun novio del pasado, lo saludo y sigo, siempre buscándo al chico que ni me registra, me ayuda la luz negra porque hoy esta de blanco. Lo veo hablar con otra gente, espiar la barra, subir, bajar...lo veo mientras álguien mas me ve a mi, seguramente.
Me como un pancho, bailo enloquecida los temas que me gustan, se que me miran, desato los nudos que me quedan en el cuerpo; despliego mi sexo, casi sin pensarlo se me escapa por la punta de los dedos, álguien lo nota porque me lo dice al oído.
Voy al baño sin acordarme de que guardé en el elástico de mi bombacha el último billete de diez, más tarde cuando quiero pagar mi whisky vuelvo al baño y allí está detrás del inodoro.
Me apoyo contra una pared de ladrillos fría y miro a mi alrededor.
Subo una escalera, escucho algunas conversaciones y brindo con alguien; bajo otra escalera. Discuto con un personaje muy intelectual sobre las ideas, él dice que las ideas son parte de la fantasía, y para mi no hay nada mas relacionado con la vida que las ideas, comento que si no van unidas a la acción no pueden existir solas en el vacío de la mente si no hay sexo ni vitalidad en ellas.
Las ideas son hepáticas, renales, viscerales. Ejemplifico con una metáfora de Henry Miller, la estética de la idea produce macetas y las macetas se ponen en la ventana, pero si no hubiera ni lluvias ni sol de qué serviría ponerlas allí, me mira con la boca abierta; yo siento que seguramente hay algo mejor para hacer...
Mis amigos no bailan se ríen de los demás todo el tiempo; a Sabrina le interesa conocer al chico que me gusta, habla con un acento un poco español y parece no pertenecer a ningún lado. Vuelve a preguntarme quién es y me hago la boluda. Lucas dice siempre que a las mujeres no les importa cagar a una amiga , y siempre discutimos por eso, porque yo digo que no es cierto.
Finalmente viene él a saludarme Sabrina se da cuenta , se presenta sola le pide que la invite un trago y comienza su protagonismo, Lucas me mira y se rie, yo como de costumbre solamente puedo ponerme nerviosa mientras Sabrina en su rol de extranjera despliega su sensualidad importada enroscandolo como serpiente a ese que me gusta a mi desde siempre, con quién nunca me animé a jugar porque me da vergüenza...me vuelco gaseosa encima, me hago otra vez la boluda pero los ojos los tengo cada vez más grandes no doy crédito a lo que veo, ella no para de moverse como una gata en celo ni de sonreírle.
Vuelvo a bailar. Me libero de la imagen que creo que tiene mi cuerpo y solamente bailo, y todo lo que siento es la música que me recorre el cuerpo y me penetra...alguien lo percibe y me lo dice bajito al oído...me encanta y sigo bailando...Mi susceptibilidad prolonga a veces las repercusiones de otros amores mas de lo necesario y soy capaz de confundirlas con un impulso verdadero...
Miro nuevamente hacia dónde los dejé y la escena continúa, ahora él también se rie. Veo a mi amiga seducir, histeriquear, se separa y se acerca, lo toca...
Se me nubla la vista de repente me llueven los ojos. Ellos siguen riéndose.
Las lágrimas se me caen solas de los ojos.
Me voy a bailar otra vez mientras me sigue lloviendo.
En el baño el espejo me devuelve la cara que no quiero tener.
La música fuerte relativiza todo y el humo me seca los ojos.
Me busco un trago y coqueteo con el chico de la barra . Pero yo quiero otra cosa y a veces lo mejor no es tenerla, sino desearla...
Bailar es la mejor manera de deshacerse de las locuras y las neurosis ajenas y propias, bailo, revivo, transpiro y vuelvo a reírme.
El deseo junto con la fantasía son mas fuertes que el sueño concretado, lo que no se dice, lo que no se hace es mas fuerte que lo real, y me disuelvo en la fantasía del mejor beso, la mejor lengua dentro de mi boca, no hay una persona, hay solamente una boca y una lengua en mi fantasía que me prueba entera...me saborea como un gourmete . Y sigo bailando, y siento que todos me ven porque estoy ardiendo... solamente bailo y de vez en cuando miro a mi alrededor . Mi fantasía es tan real que me humedece con la rapidez con que alguien me toma de la cintura y me murmura algo obsceno al oído.
...La intoxicación de las caricias, los besos, la exaltación. Entonces me disuelvo, me vuelvo fluida.
Me apoyo nuevamente en la pared desnuda de ladrillos y bebo un trago mas de mi whisky.
Hablo con amigos que solo veo allí, nos reímos un poco de álguien.
Sabrina desapareció, mi chico también.
Creo que me voy...son casi las seis. No saludo a nadie. En la esquina ya con lentes negros me compro el Clarín del domingo.